Perdona si te interrumpo en mitad de un
sueño, en mitad de un polvo o en mitad de la vida.
Perdona si
atormento mis noches intempestivas.
Perdona si asalto a la locura y
me refugio en el pestañeo de tus ojos vacilantes.
Perdona si me creo
ese respiro anticiclónico o la madre que ha engendrado un recuerdo
capturado entrecomillas.
Perdona si me precipito a un futuro
inexistente en un agosto de rebecas y tierras no costeras.
Perdona... si
acaso eso me diera la libertad de siquiera oír tu nombre y no sentir
como suena mi esqueleto al deshacerse