lunes, 9 de julio de 2012

Pensamientos absurdos de entre las basuras

Billete de ida
Vete y no vuelvas, por que impides que mis ojos estén ausentes.
Por que tu presencia me quebranta y me impide mi seguridad, que resquebrajas.
Por que la inestabilidad llama a mi puerta y no sales por las ventanas.
Vete por que pudres mi corazón y me robas la sonrisa.
Me obligas a mirar al suelo y a no poder disfrutar de otras vidas.
No quiero darme la vuelta por que sé que no me sigues.
Y aun con todo no puedo odiarte más de lo que me odio a mi misma.
De nada sirven las palabras bonitas.
No podrás leerme ni saber de mi. La distancia es más fácil para fingir.

Mayeútica
Que alguien me enseñe otro idioma, que en este he agotado las palabras. 
Que alguien me enseñe a cruzar en rojo sin mirar.De nada sirve ser prudente y esperar.
Yo soy más de las de correr por que a las piernas le apetece. Pero me has arrancado la fuerza.
Renegar de las miradas huidizas para penetrar en tus ojos y encontrarme con un muro.
Puto muro

A ti que no te conozco
No mires a mis ojos, no puedo ofrecerte nada que no te haga daño.



domingo, 8 de julio de 2012

Ella: inconsistencia

Ya tenía un pie dentro. Pies descalzos, que antes habían dormido entre tus besos, entre tus sábanas buscando los tuyos. Ahora lleno de callos y negros del polvo. Camina descalza pero con miedo, desprendida de protección. No es que no sienta, o no padezca es que ha decidido ser, sin aditivos ni colorantes. Limpia, transparente. Hoy figuras sin consistencia la hacen soñar bajo la luz de la luna. Como cuando arropada bajo un manto de estrellas, que le hacía sentir infinitamente pequeña la acompañabas en un viejo colchón desabrigado. De pequeña le gustaban las cosas pequeñas, por que la hacían sentir grande. Encerrarse en su habitación era salir del insoportable olor a realidad aplastante. Allí se respiraban secretos. La habían mordido con los ojos y a penas si sangraba. Arrancarle a tiras cada centímetro de piel y perder el tacto. La lluvia en el pelo, en pleno verano, encerrada en la ducha. Como si de un hombro se deslizara una gota que nunca tocase el suelo. Piel desvestida de su suavidad, áspera, cortante. A lo lejos tu la veías mirando desde lo alto, pero ella ya no te estaba mirando. Figuras sin consistencia de nuevo en su cabeza, futuro incierto y prometedor. Se le había olvidado que ahora empezaba lo bueno. Elegir no siempre es fácil, por eso quizás la llamasen valiente cuando iba sin zapatos, o quizás fuese demente... seguridad inconsistente que despertaba los sentidos de una piel que ya no siente.

jueves, 5 de julio de 2012

Eso no se borra

Cogió el teléfono entre sus manos y se dispuso a marcar la tecla que removía los sentimientos desde las entrañas, con un profundo olor a pasado. El reloj había consumido ya, la mitad de sus horas. Había pensado, sopesado, buscado el lugar y el tiempo adecuados y era la primera vez en 5 meses que se disponía a hacerlo. Se había mordido los dedos muchas veces, recurriendo a todo tipo de alternativas para no meterse en terreno ajeno. Ya nada le pertenecía, era algo que había tenido tiempo de aprender.
Eso no se borra
Esas cuatro palabras se habían dibujado delante de sus ojos y se habían quedado incrustadas en su retina, era lo único que le había hecho sonreír de verdad en todo este tiempo, sonreír con todo el cuerpo, por dentro muy dentro. Apenas cuatro palabras... cuatro, se dijo en voz alta para sí.


De pronto , su voz.  Hubo un instante de silencio al comienzo, como si ambos se hubiesen visto primero y después hubiesen cortado el aire que les separaba, con alguna de esas palabras gastadas del uso. Y allí, en mitad de ese campo seco lleno de sol y de verano, se coló por el hueco que la arrastraba al pasado, a través de su oído. No fueron más que contados segundos, primero.


Su voz, y con ella los recuerdos.


 Las escaleras que subían al séptimo inhabitado; ella con los ojos cerrados, el hablándole al oído, ella mirándole a los ojos, él sonriendo, ella enamorándose de su voz, el enamorándose de ella, ella sintiéndose en medio de una película, él haciéndole sentir.


El primer encuentro después de muchas palabras escritas. Caminando sin rumbo fijo pero con final sellado. Cada uno en su esencia más profunda dispuesta a ser regalada. El todo voz, ella todo palabra. Hablaba sin parar pese a haber acusado su timbre, su tono, su cadencia, su musicalidad y haberla valorado como lo más bonito que había llegado nunca a sus oídos. Su nerviosismo y sus ganas expuestas.


De pronto y de nuevo su voz la hizo salir de allí, de los recuerdos que formaban pasado de un pasado, un antes anterior a lo ya vivido. Cerró esa caja de Pandora que le hacía revivir a pequeños sorbos. Tenían que quedarse allí y vivir con ella mucho tiempo. Eso no se borra, volvió a pensar para sí.  Apenas si fueron unos segundos, después. Suficientes para hacerla sonreír de nuevo, estaba en el camino adecuado, lo estaban haciendo bien, ambos. Como si otra vez volviesen a ser uno, o como si nunca hubiesen dejado de serlo, pese a las distancias, pese a las diferencias, pese a las circustancias, pese a ellos mismos.