domingo, 24 de febrero de 2013

Vientos del epicentro

Mientras me dejo transitar por veredas de ganado, sucias de pena e ingratitud, te encuentro en tu refugio intacto, cosido al eco de tu risa. Se me salen por los ojos las palabras improcedentes, se me nota en la piel lo que se edifica en mi mente. Me invade el sonido de una costumbre lejana. Y por momentos me parece verme aprendiendo lo que ya sabía pero  había olvidado. Suena tu nombre en un coche de las 3 de la mañana. Oigo tu música en mi almohada. Le piso los talones a la prisa, me lleno de emociones  y  sonrisas. Y ahora que me aprieta la curiosidad, elijo no saber más de la cuenta. Empiezo sin dejarlo terminar, me puede el miedo a fracasar. Apenas me he asomado a ese abismo, y me parece estar ya viviendo en él. Prefiero no ser dueña del destino, veremos quien puede con quien.



domingo, 17 de febrero de 2013

Otneuc, Ese lugar

Hubo una vez, en algún lugar de adoquines mojados, un hombre de guitarra ajena que me hizo metáfora.


Hubo una vez, en algún lugar de noche eterna, que un gato dijo de mí que era una bolsa de basura, y yo lo tuve que tomar por halago y también tuve que robarle tres besos en la puerta de una casa que le engullía.



Hubo una vez, en algún lugar dominado de decibelios egocéntricos, que unas manos se colaron en mi cuerpo queriendo coleccionar mi tacto en cada uno de sus dedos.



Hubo una vez, en algún lugar de navegantes a la deriva, que aquel hombre, aquel gato y aquellas manos no me pertenecían, y se convertían en placas de polaridad inversa que me repelían.



Hubo una vez, en algún lugar de montañas de tela y de camas vacías, que yo me despertaba de un sueño que había sido real, y me declaraba cleptómana de afectos impropios, de besos de cerveza y abrazos de frío fingido, de miradas traviesas que acortan distancias y de dedos inquietos que provocan lo que no son simples cosquillas.



Hubo una vez, en algún lugar de escondites virtuales, en que yo, ese hombre, ese gato y esas manos éramos por una vez y en secreto.

sábado, 16 de febrero de 2013

Julie in February

  
  Un vaso de leche fría en una taza manchada de té, rodeado de pañuelos arrugados que no han sido aprovechados del todo. Pastillas y vaselina. Una estampa de resaca con la luz aun por dilatarse. Un reloj que se equivoca de hora o unos ojos que desean que lo haga. Pero no nos engañemos, Ella es la culpable. Ella; caballo desbocado y salvaje, serpiente inofensiva, pájaro herido. Ella es la culpable de que mi reloj se equivoque, del caos de mi mesa y el malestar en mi cuerpo.

Se ha colado dentro de mí, como un vendaval que sopla del Sur con tendencia al Oeste. Ella es anarquía. Un contrasentido, una paradoja, una perversión...especialmente esto último. Solo Ella se atreve a salir en un  mes que no le corresponde, un mes bisiesto, bi, claro. Bi...polar. Viste de amarillo aunque sea en un escenario,como no, ella y su perversión. Pero tengo que comprarle unos zapatos, aunque al final caminará descalza, para ver si el vino la riega y le deja echar raíces, tocar el suelo y hundirse en la tierra.

Como no me he dado cuenta antes, ese señor misógino con otro nombre de mes de verano, lo había puesto en su boca, lo que no paraban de repetirme... el centro, busca tu centro por que "no puedo seguir sujetándome ahí arriba". Ella es una dicotomía...especialmente esto último. Por eso ella soy yo y no lo soy, pero al mismo tiempo es otra que tampoco es, y es Ella sin saber serlo. Nos lo venía avisando, Ella no es nada fácil. Es un tour de force.  Ella es lo que no se ve, pero que está ahí. 

Ella es muy extraña, pero usted también lo es y además todo es extraño, la vida, las personas, todo...






domingo, 3 de febrero de 2013

suicidio en vivo

Me desvisto de mis ojos y mis labios. 

Esta noche, estoy decidida a morir. Hay un huracán en el centro de mi ombligo, que está más arriba de dónde realmente está el surco de mi piel. Tengo un lunar nuevo en el cuerpo.   Soy un poco más de muchas cosas que nunca había sido, y he dejado de ser un poco menos de lo que estaba siendo. Voy a empezar a dejar de hablar de mi, por que aun no me conozco del todo. Hay un hueco en mi estomago que no se sacia con comida. No quiero devorar, quiero degustar, pero a veces las ansias me pueden. Estoy al borde de un abismo. Existen muchas probabilidades en mi ser. Soy mi edad:  parezco equilibrada* ponderada, prudente, sensata, ecuánime, armónica,mesurada, medida, estable, proporcionada, cuerda, ordenada...

realmente soy, lo que estoy a punto de ser. Pero no lo soy, por que todo es relativo, y yo me inundo de relatividad a cada paso. Me confundo entre las sábanas: las mías y las otras. 

Allí donde cierro los ojos y me dejo los labios.