jueves, 24 de septiembre de 2015

Otro otoño sin Berlín

Ya ha llegado el otoño con toda su pena a cuestas. Aun tímido en el cielo se va adentrando en mis aguas insondables. Me va llenando de hojas marchitas. Ya llegan los anhelos mezclados con nostalgia. Las tardes de sofá y mantita. Los requiebros abrigados en desvelos... Y es que este es otro otoño sin Berlín. Lo vaticina una película norteña. Y entretanto y entretiempo: la inmensidad de sus ojos planetarios de mundos paralelos en los que una decide quedarse a vivir.

Él, tácito y despreocupado. Llenado sus horas de ensamblajes de corazón y códigos indescifrables de entereza. Él, invisible y esencial como decía un pequeño príncipe francés.  Él, devoto de palabras que nunca había dicho, aguarda con vehemencia y con fervor deslizarse entre las letras anidadas en mi pelo.

Hasta aquí:
(Desdibujo mis creencias y me adentro en ti, con el miedo como escudo.  Mientras, tú , mostrándome la nimiedad de la vida. Yo entreteniéndome en la ambigüedad. Tu, de nuevo, infatigable, tendiéndome la mano hacia el amor. Yo desordenando sentimientos, advirtiendo mi vorágine e impregnándome de caos. Tú, conociendo la derrota y descubriendo el eco de los sollozos)

             Y tras tanto, el tiempo dejándose coser,inmortalizando el renacer del sol y perpetuando la felicidad.

A partir de aquí:
Otro otoño más, para disfrutar de todo lo bonito que no se puede escribir, de todo lo que se dice más allá de las palabras. Otro otoño más de tés y cafés, de mirarse y no hablar, de tocarse y sentir, de conquistar. Otro Otoño de amarillos , naranjas y marrones, de la vida y sus colores, de tus ansias y temores. Otro Otoño sin Berlín, Otro Otoño en tu Madrid.

Este Otoño es para tí