jueves, 9 de agosto de 2012

Cuatro

Rasgó el papel de regalo con minucioso cuidado, le gustaba conservar esas cosas de recuerdo en un cuaderno destartalado inundado de fechas importantes. Le miró con disimulo, intentando contener la emoción, mientras descubría la portada del libro. Esta vez sonrió de lleno y le miró de frente, sumergiéndose en sus ojos. 

- Gracias - Comenzó a decir llena de sinceridad y energía.

Cogió el libro entre sus manos, examinó su tacto, el grosor de las hojas, cerró los ojos, lo abrió por una página cualquiera y exhaló su olor, pequeñas manías a modo de rito que siempre sentía la necesidad de hacer. Lo observó un poco más, echando un vistazo al tamaño de los capítulos y cuando parecía satisfecha, comenzó a hablar sin parar, sumida en una emoción palpable en el brillo de sus ojos. 

- Pff, me encanta, gracias en serio. Hoy necesitaba algo así, más que nunca. Y encima es mi autor favorito, estas en todo. Eso sí, te ha faltado dedicarmelo. ¡Ay! no se que decir Pablo, se que es una tontería pero para mí es muy importante.

Él la miraba un tanto atónito, empapado de confusión y embriagado por su encanto, ese que le llenaba de fuerzas muchas mañanas. Esa sonrisa que le hacía sonreír. No sabía por qué pero, en parte, se sentía satisfecho y orgulloso de lo que acababa de hacer, aunque no tuviese muy claro que era. Querría haberla sabido decir algo, poder intercalar alguna palabra entre las suyas, pero la emoción y los nervios le habían contagiado y no acertaba a decir nada, al menos nada que mereciera la pena interrumpir su intrigante monologo, así que optó por dejarla hablar.

- Mira sé que no has estado muy bien estos días atrás, te lo he notado, y no es que yo haya tenido tampoco los mejores días de mi vida, y que quizás eso, pues no haya ayudado mucho. Pero esto - continuó diciendo mientras alzaba el libro - hace que todo sea más fácil o al menos más llevadero. Un acto insignificante puede cambiarte el rumbo y de verdad no sabes cuanto te lo agradezco.- Hizo un alto en el camino y decidió pararse a darle un beso.- A veces me paro a pensar y creo sinceramente que este lugar y tu me habéis cambiado la vida. Pablo, no podemos elegir estar bien o estar mal pero tenemos que saber poder cambiar las situaciones sino nos gustan. Al menos intentarlo. Mira no me había imaginado esto así, se sale de mis esquemas, pero me gusta. Me gusta estar aquí, delante de ti, compartiendo esto contigo. Me gusta, por que ahora estás metido en cada una de las palabras de este libro que aun no me empezado a leer pero que me muero de ganas de hacerlo. Me gusta por como me estás mirando ahora mismo, y me gusta por que estás sonriendo y hacía mucho tiempo que no te veía una sonrisa de esas, de las de verdad, de las que duran más por dentro. Bueno mira yo voy a devorar este libro y tu sigue con esa sonrisa para cuando vuelva, ahora me tengo que ir. También te viene bien pensar en esto un poco, tú sólo.- Empezó a alejarse sin darse la vuelta mientras acababa de hablar.- Gracias Pablo




                                         ... Continuará o ...

2 comentarios:

  1. Pablo se quedo pensativo, sonriendo, tal y como ella se lo había pedido, mirándola marchar por la puerta que tantas veces les había visto entrar juntos.

    La puerta se cerró, dejando un sonoro eco por toda la casa. Pablo entro en la cocina y preparó un cafe para dos. Al poco sonó el timbre.

    -¿Si?. Sube.

    Esta vez era Claudia, una chica alegre, joven y de estatura media.

    - Hola guapo, como esta? - Dijo mientras le besaba.
    - Bien pasa por favor.
    - ¿Por que estas tan serio?- dijo mientras se quitaba el abrigo.
    - ¿Quieres un cafe?
    - Sabes que no me gusta el cafe.
    - Ya. - Dijo mientras se sentaban el la mesa, el ya se había servido su cafe con anterioridad, así que le dio un sorbo.
    - Pablo estas muy raro ¿que te pasa?
    - Veras Claudia, llevamos juntos ¿cuanto? ¿dos, tres meses?
    - Dos meses y veinte días. - Dijo ella sin pestañear.
    - Dos meses y veinte días. Vale, pues durante todo ese tiempo he esta con otra mujer.
    - ¿Que?. - Esta vez si que le costo hablar.
    - Lo siento, quizás no debería haber empezado con todo esto pero...
    - No! no deberías haber empezado con ella. - Interrumpió.
    - No, ella es mi novia, llevo con ella mas de seis años. Es a ella a la que quiero, tu..
    - ¿Yo que? ¿solo he sido una diversión, un polvo de desahogo? Eres un hijo de puta, ¿por que cojones has jugado así con mis sentimientos?- Se le entrecortaba la voz, pero Pablo seguía igual, inmutable, con sangre fría, y con un sentimiento ajeno a todo lo que pudiera haber pasado con ella con anterioridad.
    - Claudia, estaba pasando una mala racha en mi relación y necesitaba ver si aún estaba enamorado de ella. Gracias a ti me he dado cuenta de que la quiero, que aunque pasemos momentos malos ella va a estar ahí para mi. Siento que hayas tenido que ser un peón en este tablero de ajedrez.
    - A Claudia cada vez le costaba mas no llorar, se sentía como una mierda, que había sido usada para el abono, como si su cuerpo solo sirviera para engendrar preciosas rosas.
    -Muy bien.- Dijo secándose las pocas lagrimas que su orgullo dejo escapar.- Me voy, jamás volverás a verme, es lo que quieres ¿verdad? lo que querías, un coño de respuestas y ya las tienes. Gracias por reirte de mi, haciendome sentir la chica mas importante de este mundo. Gracias por escupirme a la cara, como nadie lo había hecho antes. Eres un hijo de puta, un egoísta. Esa chica, tu novia, tiene suerte, tiene suerte de no cocerte, no saber la mierda que eres, por que seguro que ella es una mujer que ni en otra vida te merecerás. Valiente cabrón. -Se aproximo a la puerta, la abrió y antes de marcharse para siempre dijo:
    - Ah! y el libro, cabrón que te crees que no me he dado cuenta que te lo has llevado, quiero que me lo devuelvas.
    Pablo soltó una risa muda que se escapaba entre sus diente.
    - Va a ser imposible, se lo he regalado a mi novia, siempre le gustó ese autor.
    Claudia sonrió y se secó las lagrimas de golpo.
    - Tu eres tonto, ¿No recuerdas que escribimos juntos, en la última página del libro, como hacíamos el amor?.
    Claudia agarro la puerta y antes de cerrarla dijo para si misma.
    - Idiota...

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    1. repito mucho el dijo mientras.... vaya....

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